La vitamina C se utiliza más a menudo para el apoyo inmunológico, pero sirve para muchos otros propósitos también. Vamos a hablar hoy de algunos de ellos.
Reparación del tejido conjuntivo
En primer lugar, desempeña un papel especialmente importante en la reparación de los tejidos conjuntivos del organismo. La vitamina C es un componente clave del colágeno, que el organismo utiliza para reparar las heridas. Cuando falta vitamina C, esa reparación se ve obstaculizada. De hecho, los hematomas fáciles, la piel áspera, los problemas capilares y las anomalías en las uñas son posibles consecuencias de un nivel bajo de vitamina C.
Huesos fuertes
La vitamina C también facilita la absorción de calcio en los huesos. Quienes se preocupan por la osteoporosis o la osteopenia querrán asegurarse de ingerir una cantidad adecuada de vitamina C.
Función cerebral
Los neurotransmisores, las moléculas de comunicación del cerebro, también necesitan vitamina C para su producción.
Apoyo inmunológico
Por supuesto, la vitamina C es bien conocida como antioxidante y, por tanto, como defensora de la función inmunitaria. El elaborado baile que realiza con las vías inmunitarias es complejo y multifactorial, pero en pocas palabras, como antioxidante, proporciona electrones adicionales para reparar el ADN dañado y otras células.
La vitamina C es uno de los muchos antioxidantes que sirven al cuerpo como un manitas que recorre la casa, actualizando, reparando y sustituyendo continuamente las partes que faltan en su cuerpo. Esta es la definición de antioxidación (reparación de los daños causados por la oxidación).
Varias investigaciones de renombre han demostrado que la vitamina C desempeña un papel en el control de las alergias y las enfermedades autoinmunes. Una cantidad adecuada de vitamina C también ayuda a mantener la inflamación bajo control y previene las enfermedades crónicas.
Recomendaciones de ingesta diaria
Dado que nuestro organismo no produce vitamina C, necesitamos obtenerla de la dieta (especialmente de frutas y verduras). La ingesta de vitamina C debe ser rutinaria porque nuestro organismo no la almacena; es una vitamina hidrosoluble y nuestro cuerpo la excreta junto con el agua de forma continua.
La ingesta recomendada ronda los 90-200 mg diarios, y las investigaciones más recientes sugieren que se debe tomar incluso más cuando se está enfermo.
Si complementa su dieta para obtener más vitamina C, siempre es mejor consultar a su médico para que le ayude a determinar la dosis adecuada. Su estado de salud y la exposición a riesgos sanitarios pueden afectar a la dosis recomendada.
Le recomendamos que no se exceda. La vitamina C puede causar diarrea y un exceso puede provocar cálculos renales en algunos pacientes.
Consejo: La vitamina C puede ser estimulante, por lo que es mejor tomarla durante el día.
Alimentos ricos en vitamina C:
Cerezas acerola
Melón cantalupo
Grosella negra
Lichi
Kiwi
Papaya
Piña
Fresas
Brócoli
Coles de Bruselas
Coliflor
Pimientos rojos y amarillos
El reto de la vitamina C de la Dra. Shannyn:
- Cuéntale a alguien lo que has aprendido sobre la vitamina C. Enseñar a otra persona te ayuda a retener lo aprendido.
- Pruebe un nuevo alimento con alto contenido en vitamina C.
- Toma vitamina C antes de hacer ejercicio y comprueba cómo te sientes.
- Comparte un alimento con vitamina C con un amigo y comprueba si se da cuenta de que es saludable.
- Plante un alimento rico en vitamina C y evalúe lo que necesita el suelo para producir el mayor contenido de vitamina C.
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