Glándulas sudoríparas

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Otros nombres para glándulas sudoríparas

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Sinopsis de Glándulas sudoríparas

Glándulas sudoríparas son pequeñas glándulas enrolladas en la piel que desempeñan un papel crucial en termorregulación, excreción de residuos, y hidratación cutánea. Forman parte del sistema tegumentario y se activan principalmente por el calor, el estrés o los cambios hormonales. Las glándulas sudoríparas liberan sudor, un fluido compuesto de agua, sales y pequeñas cantidades de desechos metabólicos, que enfría el cuerpo por evaporación y ayuda a mantener equilibrio electrolítico.

Existen dos tipos principales de glándulas sudoríparas:

  • Glándulas ecrinas: Estas glándulas, que se encuentran por todo el cuerpo (especialmente en las palmas de las manos, las plantas de los pies y la frente), producen un sudor acuoso e inodoro y son fundamentales para regular la temperatura.

  • Glándulas apocrinas: Situadas en zonas como las axilas y la ingle, estas glándulas segregan un líquido espeso que, al ser descompuesto por las bacterias de la piel, puede producir olor corporal. Se activan más por el estrés emocional y los cambios hormonales que por el calor.

La actividad de las glándulas sudoríparas puede variar mucho en función de la genética, el estado de salud y el entorno. Las alteraciones o la hiperactividad de las glándulas sudoríparas pueden causar varias afecciones:

  • Hiperhidrosis: Sudoración excesiva, a menudo localizada (por ejemplo, palmas de las manos, plantas de los pies, axilas), que puede ser idiopática o secundaria a otra afección.

  • Anhidrosis: Reducción o ausencia de sudoración, que puede ser peligrosa en condiciones de calor debido a la disminución de la refrigeración.

  • Bromhidrosis: Fuerte olor corporal debido a la descomposición bacteriana del sudor apocrino.

  • Sarpullido por calor (miliaria): Las glándulas sudoríparas obstruidas provocan sudor atrapado bajo la piel, lo que produce irritación o ampollas.

  • Infecciones cutáneas: Las zonas húmedas alrededor de las glándulas sudoríparas son propensas a las infecciones fúngicas o bacterianas.

El sudor también favorece la función inmunitaria de la piel al liberar péptidos antimicrobianos como dermcidin.

Remedios naturales para las glándulas sudoríparas

Manténgase hidratado: Una ingesta adecuada de agua ayuda a mantener la producción de sudor y el equilibrio electrolítico.

Magnesio y vitaminas del grupo B: Apoyan la señalización nerviosa y la regulación del sudor relacionada con el estrés.

Astringentes botánicos (por ejemplo, hamamelis, salvia): Pueden ayudar a reducir la sudoración excesiva cuando se aplican tópicamente.

Adaptógenos (por ejemplo, ashwagandha, albahaca santa): Pueden ayudar a modular la actividad apocrina relacionada con el estrés.

Probióticos: Favorecen un microbioma cutáneo sano y reducen las bacterias causantes del mal olor.

Prácticas regulares de desintoxicación: Como las saunas o la sudoración inducida por el ejercicio pueden potenciar la eliminación de toxinas y mejorar la salud de las glándulas sudoríparas.

Evita los tejidos sintéticos: Elige fibras transpirables y naturales para reducir la irritación y la acumulación de humedad.