Stress: You can handle it (Part 1)

libro y taza

Este artículo se reproduce con permiso del experto en herboristería Steven Horne.

La vida está llena de retos, conflictos, problemas y, a veces, dificultades y tragedias. Algunos de ellos son personales, otros tienen que ver con grandes acontecimientos mundiales, cuyas noticias pueden generar sentimientos estresantes. Por ejemplo, en los últimos años ha habido una pandemia mundial, escasez de alimentos, aumento del coste de la vida, múltiples guerras y diversos desastres naturales.

Es importante aprender a manejar el estrés que te producen los acontecimientos mundiales y tus propios retos personales, porque el estrés crónico afecta negativamente a tu salud. Sentirse estresado interfiere en la función digestiva y puede provocar indigestión, gastritis, estreñimiento o diarrea. El estrés también crea tensión muscular, que puede causar diversos tipos de dolor, como dolor de espalda, dolor de cuello y dolores de cabeza. El estrés aumenta el ritmo cardíaco y la presión arterial y es un factor que contribuye a las enfermedades cardíacas. Deprime la función inmunitaria, lo que le hace más susceptible a infecciones y enfermedades. También puede contribuir a enfermedades como el cáncer y la demencia.

La buena noticia es que todos estos riesgos para la salud pueden reducirse o incluso eliminarse aprendiendo a gestionar mejor el estrés. Porque el estrés no es sólo lo que ocurre, sino también cómo reaccionamos ante él. Así que, en este artículo, exploraremos qué es el estrés y cómo puedes responder a él de forma más saludable.

Entender el estrés

El estrés tiene su origen en la respuesta al miedo. Cualquier cosa que perciba como aterradora desencadenará una reacción de estrés. Cuando percibe algo peligroso, el cerebro envía un mensaje químico a la hipófisis a través del hipotálamo para que libere la hormona adrenocorticotrópica (ACTH). Esto estimula las glándulas suprarrenales para que liberen las hormonas cortisol y adrenalina en el torrente sanguíneo.

La adrenalina también es el neurotransmisor del sistema nervioso simpático llamado epinefrina. La adrenalina/epinefrina es lo que provoca el subidón cuando algo nos sobresalta o asusta.

Esta respuesta al estrés no pretende causar daño. Más bien, está diseñada para ayudarle a sobrevivir. Prepara al cuerpo para la acción, de modo que puedas escapar del peligro, luchar contra la amenaza o reaccionar de otras formas que puedan salvarte en situaciones de emergencia potencialmente mortales.

Algunas situaciones de estrés son realmente excitantes. Por eso la gente va a parques de atracciones, practica deportes extremos o ve películas de terror. Un buen reto desencadena una respuesta de estrés leve que proporciona energía para afrontar la situación. Este estrés positivo, que ayuda a sentirse concentrado y motivado, se conoce como eustrés. Lo que queremos minimizar es el distrés. El distrés es el estrés negativo que se experimenta en situaciones en las que uno no se siente capaz de manejar la situación. Esta angustia crónica es lo que lleva a sentirse abrumado, ansioso y, finalmente, agotado.

Aprender a gestionar el estrés

La gestión del estrés consiste en aprender y aplicar habilidades que te ayuden a transformar el estrés no saludable en estrés positivo. Es como ajustar el volumen del estrés a un nivel cómodo. La expresión "convertir los obstáculos en peldaños" es otra forma de ver este proceso. Un obstáculo en el camino puede ser un tropiezo o una oportunidad de crecimiento y desarrollo personal.

Quizá la mejor manera de entender este proceso sea comparar la gestión del estrés con el ejercicio. El ejercicio regular ejerce una presión sobre los músculos que hace que se fortalezcan. Sin embargo, si te haces daño intentando realizar una tarea para la que tus músculos no están preparados, puedes sufrir una lesión angustiosa.

Lo mismo ocurre con las cosas que causan estrés. Si ejercitas tus músculos de gestión del estrés con regularidad, puedes aumentar tu capacidad para manejar las dificultades de la vida sin que repercutan negativamente en tu salud. Pero, si estás mental, emocional y espiritualmente fuera de forma, estos mismos acontecimientos pueden causar una angustia perjudicial.

Hay muchas técnicas para controlar el estrés que puedes aprender. A medida que las practiques, serás capaz de afrontar los retos de la vida. Para empezar, aquí tienes dos de las habilidades más importantes para empezar a practicar.

Practicar la calma

Un aspecto importante de la reacción de miedo o respuesta al estrés es que puede desactivar temporalmente los procesos de pensamiento racional. Esto le ayuda a reaccionar instintivamente a la situación actual sin pensar demasiado. Estas reacciones instintivas incluyen enfadarse y luchar, huir o congelarse para evitar llamar la atención. Estas respuestas funcionan bien si te enfrentas a un animal salvaje, pero no funcionan muy bien si la fuente de estrés es una factura inesperada, un aviso de Hacienda o ver una mala noticia.

Por ejemplo, enfadarse y discutir con un cobrador o un agente de Hacienda probablemente empeorará la situación, no la mejorará. Y no servirá de nada gritarle a la televisión o a la pantalla del ordenador, ni descargar tu ira con las personas cercanas a ti.

Del mismo modo, huir no ayudará. Aunque se puede huir físicamente de algunos problemas, es mucho más fácil huir emocionalmente recurriendo a hábitos de distracción. Por ejemplo, pasar horas jugando a videojuegos, viendo vídeos o navegando por las redes sociales son formas de distanciarse emocionalmente para no tener que pensar o enfrentarse a lo que causa estrés. La gente también huye bebiendo o consumiendo drogas. Pero ninguna de estas conductas de escape alivia la causa del estrés.

Así que, cuando algo te cause angustia, tienes que preguntarte: "¿Estoy en peligro físico inmediato?". Si no es así, tienes que practicar para calmarte e involucrar a tu cerebro racional, de modo que puedas actuar ante la situación en lugar de reaccionar ante ella.

La forma más sencilla de hacerlo es respirando profundamente. Deja de hacer lo que estés haciendo y empieza a respirar más despacio de forma consciente. Mientras respiras profundamente, también puedes iniciar un proceso de autosugestión. Por ejemplo, puedes pensar: "Estoy relajado", "Todo irá bien" o "Saldré de ésta".

Puedes darte un abrazo, rodearte el hombro con los brazos y darte un apretón. También puede ayudarte permitirte sacudirte o temblar para descargar la tensión de tu cuerpo. Una vez que te sientas más tranquilo y relajado, puedes pasar al siguiente paso.

Haz algo constructivo

Recuerda que la respuesta al estrés te prepara para la acción. Por lo tanto, una gran habilidad para controlar el estrés es aprender a pasar a la acción cuando te sientes estresado. Es importante calmarse y pensar primero para que tus acciones sean constructivas, pero hacer algo, sobre todo algo físico, hará que la energía creada por la respuesta al estrés tenga un uso positivo.

Así que, una vez que te hayas calmado, coge un trozo de papel y empieza a escribir acciones constructivas que puedas llevar a cabo para ayudarte a afrontar lo que te esté angustiando. Luego elige una y empieza a hacerla.

Recuerda que todos los problemas, por grandes que sean, se resuelven dando muchos pequeños pasos, un día sí y otro también. Realizar estas acciones, aunque sean pequeñas, ejercitará tus habilidades de gestión del estrés.

Si se trata de un problema sobre el que no puedes hacer nada, como la noticia de una tragedia o un problema en el mundo, haz una lista de cosas que puedes hacer para cuidarte mejor. Por ejemplo, puedes dar un paseo para despejarte o decidir comer alimentos más sanos o tomar algunos suplementos que ayuden a tu cuerpo a lidiar con el estrés para que estés mejor preparado para afrontarlo.

La semana que viene hablaremos de otras formas de ayudar a tu cuerpo a manejar el estrés.

 

Foto de Nathan Dumlao en Unsplash