Hablemos hoy de cómo mantener sano su espacio interior. Las toxinas pueden acumularse en nuestro cuerpo, y cuanta más exposición tengamos, mayor será el riesgo de alergias y sensibilidades.
Lo creas o no, el aire interior puede estar más contaminado que el exterior. Las cosas del exterior tienden a asentarse dentro de casa, pero muchas de las toxinas proceden de cosas que introducimos sin querer. Los productos químicos sintéticos se esconden en los materiales de construcción, y esos compuestos orgánicos volátiles (COV) pueden afectar a nuestro sistema nervioso e inmunitario. Estas sustancias tardan días o incluso años en desprenderse. Además, los insecticidas, los antimoho y los tratamientos biocidas de las casas pueden sumarse a la mezcla tóxica.
Los materiales de construcción como los tableros de partículas y la madera contrachapada suelen contener formaldehído, que no es bueno para nuestra salud. El PVC, el material sintético más común, suele tener dioxina, un conocido agente causante de cáncer y defectos de nacimiento. Incluso nuestro aire forzado puede reciclar polvo, pelo de animales y esporas de moho si no se mantiene adecuadamente.
He aquí algunos consejos para mejorar la calidad del aire interior:
- Mantén una buena ventilación para que salgan las toxinas y entre aire fresco.
- Mantener una temperatura en torno a 65º para reducir la concentración de gas.
- Mantenga la humedad a 50% para combatir los ácaros domésticos.
- Deje los zapatos en la puerta para minimizar el rastro de toxinas.
- Limpie su casa con regularidad para limitar la acumulación de polvo y gases tóxicos.
- Sustituya las moquetas que no se puedan quitar por suelos de madera o baldosas.
- Selle las fuentes de emisión de gases, como las alfombras nuevas.
- Filtre el agua del grifo para eliminar partículas y productos químicos.
- Opta por disolventes y productos de limpieza no tóxicos.
- Utiliza luces de espectro completo para reducir la fatiga visual.
- Reduzca el uso de microondas y mantas eléctricas para minimizar la exposición electromagnética.
Por cierto, echa un vistazo a los kits de pruebas que hay en el mercado (desde el $35 hasta el $135) para evaluar contaminantes como el formaldehído, el monóxido de carbono, el moho y el dióxido de nitrógeno en tu casa. Y, por supuesto, no olvides las alarmas de monóxido de carbono y los detectores de humo: son imprescindibles.
Espero que estos consejos hagan de tu hogar un refugio más saludable.
Foto de Anne Nygård en Unsplash